Uno no observa en sí mismo los cambios; las nuevas actitudes siempre parecen ser lo que, de todos modos, ya venía uno desarrollando. Las demás personas no dicen nada hasta que el cambio se ha consumado, cuándo empiezan a usar frases como: "Si pienso en el podrido monstruo que eras...", y tú no ves que ya no eres básicamente el mismo que siempre fuiste. Y en realidad lo eres, sólo que has aprendido a dominar mejor a la bestia.
2 comentarios:
Un se descubre, de repente, frente a un espejo ajeno. Ahí se sorprende, y dice:
-A la pucha...
Cordialmente,
Yo.
El tiempo pasa...
Publicar un comentario